A principios de mes leía una columna que me pareció una bajeza, pero que viniendo de quien venía, asumí que era uno mas de esos berrinches que suele protagonizar con objeto de hacerse notar públicamente. Luego, un par de semanas después, el mismo personaje pero en un diario distinto, lanzaba una serie de ofensas, amenazas y presiones al Arzobispo de Guadalajara, al Cardenal Sandoval, al Obispo Chavez Botello y Sacerdotes católicos.
En su columna FUETE OVEJUNA que publica el Diario Milenio Jalisco, en su edición del 09 de junio, se refiere a los Obispos de forma burda y mal intencionada, sus calificativos son grotescos y reflejan una perversa campaña de desprestigio contra el catolicismo. Luego, en La Jornada Jalisco, su columna BOCAJARRO del 18 de junio pasado, exige al nuevo Arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles, “que asuma el liderazgo de la grey católica” y obligue al Cardenal Sandoval Íñiguez a comparecer ante la PGR. Discúlpeme pero, ¿quién se cree este imbécil para “urgir” al Arzobispo de Guadalajara?
Salvador Cosío Gaona es uno de los personajes más corruptos de la política local. Algo debió aprender de su padre el ex gobernador de Jalisco, Guillermo Cosío, que salió huyendo de Jalisco a Guatemala (como embajador) tras las explosiones del 22 de abril de 1992. Un dato, sabe usted en dónde detuvieron al “Chapo” Guzmán luego del asesinato del Cardenal Posadas, en Guatemala. El ex gobernador y padre de este calumniador también era tío de la amante de Rafael Caro Quintero, Sara Cosío.
Pero Salvador Cosío tiene su propia, mala y efímera carrera como político, como diputado local primero por el PRI aunque en plena legislatura se hizo perredista, cuándo este presidía la Comisión de Administración, el Congreso remató por una cantidad de risa 11 vehículos presumiblemente en una subasta a modo de los amigos de Cosío Gaona. Hace un mes, el diario Mural hizo público un chat entre Salvador Cosío Gaona y su socio Juan Manuel Estrada, donde Cosío le aseguraba que había reunido 2 millones de pesos para apoyar al candidato del PRI al gobierno de Zapopan Héctor Robles a cambio de 40 millones de pesos en contratos de Obra Pública. Y además, en el chat presumía haber logrado “sacar” miles de pesos al diputado panista Alfredo Argüelles tras una extorsión.
Este extorsionador profesional viene ahora a referirse de manera burda y grosera a nuestros Pastores. Pierde el piso al tratar de presionar a los Obispos para que le cumplan sus caprichos y vanidades y demuestra un anticlericalismo vigente en políticos de su calaña que usan la mentira y la difamación, tergiversan la verdad y posiblemente, como lo ha hecho antes, hasta busquen extorsionar a los Obispos y Sacerdotes católicos con la amenaza de las denuncias.
El tema no es menor, refleja una nueva ola de anticlericalismo alentada por la posible (ojala no) vuelta al poder del PRI que siempre premió el odio contra el catolicismo e hizo hasta lo imposible por disminuir su influencia. Hace apenas unos días, pastores protestantes de varias sectas cristianas encabezadas por la iglesia de La Luz del Mundo ofrecieron al candidato del PRI Aristóteles Sandoval 47 mil votos (con lista, copia del IFE y todo) a cambio de la promesa del candidato de dar facilidades para que estos cuenten con apoyo y gestiones para el préstamo de instalaciones públicas para llevar a cabo sus actos de fe.
Esta alianza pública entre el PRI y las sectas cristianas al más puro estimo del corporativismo priísta y las amenazas del vocero del odio a lo católico, Salvador Cosío Gaona, dejan en evidencia que el viejo régimen esta empujando fuerte para recuperar los espacios perdidos y traer con más fuerza una ola de ataques a la Iglesia Católica y sus Pastores.
Que quede claro, los católicos no vamos a dejar solos a nuestros Pastores ante las amenazas de Cosío Gaona, ni vamos a quedarnos cruzados de brazos ante la burda manera que el corporativismo priísta a cambio de unos cuantos votos quiera entregar privilegios y prebendas a las sectas protestantes que operan más como sectores del PRI y el sistema que como núcleos de fe genuinos.
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Paco Sánchez 
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